jueves, 29 de diciembre de 2016

No hay causa, pero si espada que sangra en las manos. El sueño se enrolla en las raíces como un proscrito que emergerá a la nada al amanecer. El reloj es la puerta de arena, el bajo del coche trasero, que bajo su blando paso alumbrará un caballo en la despedida. Y cuando te des cuenta, la salvación y la herida serán la misma cosa.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Respiras tranquilo, aunque escondes fuego en el corazón. Los motivos son como fogonazos que recorren tus venas. Aunque lo niegues, se te nota. Lo notan. La soledad cuenta de ti, más de lo que algunos dicen. Y piensas en salir del presidio de tus venas y asaltar algún barco pirata, de esos que surcan los mares oscuros de la noche libre, cargados de tesoros, cegados de mar sal y plata. Ya sabes, cantar una vieja canción de ron e incendios en lugares exóticos mientras afilas la espada, y piensas en plan "todo o nada". Y observas Esas miradas geométricas que te vuelven loco, en un campo solemne, en una pausa suave y lenta que te envuelve, y te preguntas a donde dirigirán el poso silencioso y predecible de sus ojos, y sus tacones ahogando las aceras con su vaivén tremendo e incesante. Rozando tus orejas, alejando el cielo callado de tus oídos. Y si todo lo entendiésemos tal cual: "Libre Cobro por minutos" reza el emblema en luces de colores del parking. Aunque no te gusten algunos días, al final, las horas pasan. Y tú con ellas.

sábado, 3 de diciembre de 2016

El señor de las horas frías

Él, lento y encorvado, ejercita un musculo y ella está en su pensamiento, obra en su interior un alma de tejido glorioso y dolorido que le hace evadirse de su realidad como en un lento e inexorable paso en un túnel oscuro. Como un virus apetente y astuto. Ella chupará la sal, y sanará momentáneamente la herida, con sus labios carnosos, ebrios de aventura y deseo. Se ofrecerá. Como una lagartija lo recorrerá y saboreará su piel reflexiva y dócil. Él la agarrará del pelo, y mirará su nuca desnuda ante el pelo recogido, le susurrará y con sigilo, una lagrima de saliva resbalará de su boca, y pensará si la quiere más por lo que es, o sólo por satisfacer la necesidad angulosa del momento. Pero se dice a si mismo, todo es cuestión de la situación. Amor y deseo. Forma, pensamiento y primavera animal. Entonces deseará que ella se arrodille ante él, pensando en su gozo, y luego él se arrimará, y se restregará hasta al fin arrodillarse, como buen adorador de la reciprocidad y del buen verso hecho flan. Morder y olvidar. Adiós a la tristeza y bienvenida a la hora bruja, copas con los amigos, y la noche solemne e insalubre abriéndose paso en un camino sudoroso de maná de alcoholes, amor desplegado como luz de fuego a la sombra de las velas y bofetadas continuas a la razón. Él Llevará cuidado por no tropezar con el agua, ni con el desprecio de las personas que a hierro juzgan su avaricia incontinente ante la calidez de la lluvia saturada y ebria. Entonces, sonreirá, mientras mira las botellas satisfechas bajo la caricia de los neones, y volverá a pensar en ella en todas sus situaciones, en todos sus perfiles, virtudes y desdichas. Y pensará en follarla, y luego si cabe, si la ocasión también se presta, quizá también en amarla.

viernes, 2 de diciembre de 2016

Las ganas

Recorro los mismos pasillos de madrugada. Tristemente caballos blancos corren junto a océanos dorados, en la fragilidad del sueño que no llega. Escribo desde espacios muertos, con la torpeza de un hueso sin alma. Pura imperfección, cuando quema mi lengua entre mis dientes imperfectos y moribundos. Me gasto el dinero, y pongo mis ojos en la solidez de un muro de roca que contenga el mar. Sin filtraciones. No existe hecho, sino memoria de la soledad descalza,subiendo una escalera. Y espero tranquilo. Echo la vista atrás, y pienso en los ratos cedidos por otros, de mi misma línea, pero no los conozco, dolientes y callados por el cuerpo vencido, se pierden en la nada, como el humo, sólo hervidos en mi imaginación, como una sopa de pollo escasa, pero natural, sin conservantes ni colorantes. Pero al fin y al cabo 100% cancerigena. Y toco mi pelo. Toda la cultura, todo lo vivido, cede inexorablemente ante el dolor. Nuestros murmullos ni tan siquiera rozarán los límites obscenos de la vida. Me gustaría tenerte a mi lado, y dejarme caer sobre ti, como el error flagrante que busca refugio en la fina y distinguida corrección de unos labios afilados y una mano firme. Y es que ya no me importa. Tener o no razón es una estupidez. Los días, las horas y la sensación son lo que cuentan. El orgullo es un invento del siglo pasado, y a estas horas, cuando ya nadie me espera, cuando ya nadie me cuenta, quisiera derramarme sobre ti con la fluidez y lentitud de un tronco herido de sabía sangrante, que arroya y acaricia cuanto encuentra a su paso. Dulce y suavemente.

sábado, 19 de noviembre de 2016

El orgullo, y su fuerza de transición, como un desastre, como el amor y la enfermedad. Enciendes la chimenea, y preñada la luz calla la sombra. Con un transistor que emite intermitentemente señales de dolor y ternura te deslizas ante mí como una fuerza ajena que me hace caer. De la rosa un tesoro, suerte incorrecta infinita, que asoma a la desdicha como un recuerdo. Estornudas y yo te contemplo como a la bebida, mimetizado con las cortinas, en comunión con la nada, ansioso de llenarme de ti. Llueven los números y pienso en salir de fiesta y presumir. Y engancharme a algo cálido que me haga olvidar. La mierda y el espacio. Tanto te anhelo que hasta de ti se me perfuma la sangre. Soy una interrupción, un paréntesis en la tarde agonizante, un tequila y un espacio cuadrado. Salgo de la madriguera con la carne encendida, atravieso el cesped del jardín entre crujientes destellos de hierba rota. Los arboles y los ojos, como un misterio, buscando la estrella polar, como el agua que cae, húmeda, razonable y sincera. Te acoges a mí con la llamada al hambre, te asomas, te restriegas y yo me sumerjo en ese juego de aceros y silencios que de alguna forma me hace sentir cerca de ti.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Más allá de noviembre

La espuma, esencia de vida, padre de los cielos y madre majestuosa del oceano, que me relaja, y gira en mi boca atrapada por mi sed. Hay carne deseada en mil noches y palabras atrapadas en tormentas. Me abrazo a las palmeras. No puedo morder el pan, pero ansío con todos mis afilados y emplumados colmillos todas sus migajas. La memoria me trae recuerdos de viejo, de rey del frío, orinando en un cuarto de baño de mármol de pedigree mientras me miraba el ombligo. La memoria me trae recuerdos de vermouth, mientras me tomo otro vermouth, pero ya no es el mismo sabor, ni tampoco la misma sensación. Ni tampoco lo espero. De una época mirar al techo ver un artesonado y pensar en Carlos V, y su madre, trayendolo al mundo en un retrete. Cuantas cosas que contar sobre la taza de un wc, la vida y la muerte que quieres olvidar. Diciembre a las 3:30 de la mañana. Y luego es empezar. El nuevo orden es una realidad que se explica con trozos de tiempo y barra de bar. La caridad es un beso, un beso anclado en mi barba perfumada por el rocío de la flor del desierto. Del presente fluye la resurreción con pequeñas dosis de rechazo intermitente. La furia y el amor, contra el tiempo, como un reflejo, tocando la carne, saboreando la herida.

jueves, 11 de agosto de 2016

Despiertan las noches agarradas a los muros de piedra, con su humedad, con su certera soledad, con su aire frío de gente recorriendo las grandes avenidas. Con su tañido de crujiente modernidad que abruma los pasos cansados del extranjero. En un cuerpo diferente borrado de nombres, el dinero y el semén emergen fuertemente contra el pasado. Viento y nada en la sospecha, en la iniciativa del rumbo confuso hacía ningún lugar. Te dolían los ojos, se te cerraban, ofendían tus destrezas más sinceras, nos lo dijiste, nos lo repetiste, y te ofrecimos cerveza, como el viaje secreto que envuelve al dolor y lo deja caer contra el suelo, como una lagrima salada. Pensaste que todo era una mierda, y te dejamos hablar hasta cansarte. Quizás en el fondo no te escuchabamos, y decías que te dolían los ojos, que apenas los podías abrir, algo en ti dolía, hurgaba en tus adentros, se asomaba al mundo y se refugiaba en la noche, y tú nos lo decías, pero con otras palabras, te dolían los ojos, y nosotros te ofrecimos whisky.

jueves, 7 de julio de 2016

Siempre será más triste la soledad de los números, porque ellos, a diferencia de las palabras, se los juzga por si mismos, por lo que son, independientemente de su intención. El encuentro, el recuerdo, y la ciudad con su línea rota y extensa como protagonista. El vuelo en un sentido intransigente no deja tiempo para mirar. No queda lugar para reflexionar. Y Quizá si lo hubiera pensado no estaría aquí, el cielo, el hueso y el esqueleto, como una receta, y todo lo subliminal se va por las ramas. Como un paraje oscuro y encantado. De regreso a casa, torpe y decidido me encuentro con la inmensidad del cielo cerrada y acostada. La luna, turbia y desencantada, como una romantica equivocada, se ha posado en mi almohada...

jueves, 30 de junio de 2016

Calculo bien, trazo el movimiento preciso en mi cabeza, y trato que mi carne y mis sonidos me acompañen al unisono. Como buscando un punto preciso de equilibrio para una maquina que me acompaña. Pero me equivoco, y de alguna manera vuelvo a caer. Me levanto, y quizá pienso, triste y suavemente en algo que me guste de verdad, y que a ser posible cueste dinero y no implique  sentimientos. Me olvido de los parámetros y creo en la firmeza de las distancias cautivas.  Como en la mirada femenina e intuitiva de la carta del Tarot. Y miro su cara. Porque ella cree en su propio desamparo y arrastra las espadas por el campo gris oscuro, como arrasando una herida recién descubierta. Su cuerpo es rumor de sudor y noches de agosto. Crece la corona que rodea su cabeza, como una santa, como una abnegada, pero su mirada es serena, y a pesar de la incomodidad todo queda oculto tras la cortina. Y de algún modo siempre será ella. Como yo, lejos. Como la orilla recién descubierta.

jueves, 23 de junio de 2016



El espacio infinito que se oculta  bajos las sabanas húmedas como la geografía más maravillosa, no es más que reflejo de sueños en blanco y negro que tropiezan en los muebles de mi habitación, que atropellan paradas de taxis en la madrugada, que congelan comida que acabará en la basura, pelusas que crecen en una reserva generosa y prodiga en nuevas especies de ácaros amigables. Ahora que las bacterias de mis intestinos están tocadas por la arremetida del apocalipsis antibiótico me siento más ligero y a la vez más torpe que nunca. Decidido y tierno, pero en el fondo temeroso. A veces me pregunto si todo lo que te lubrique por dentro, y apacigue el dolor intimo y personal, aunque te mate lentamente, acaso no es mejor que la vida lenta y pausada en la frustración continua. Los fines de semana son una burbuja maravillosa para maquillar con la efervescencia de los licores la mediocridad del resto de horas consumidas.
El temor es carnívoro, y arrebata al alma con la espina del odio autodefensivo, los verbos esenciales, para unos vivir y amar,  para otros beber y follar.
El día acaba con un húmedo escalofrío, carne llena de prisa que se regocija en en el silencio de la noche, para hacerse desaparecer por unas horas en un laberinto oscuro e inexplicable. Si todo va bien, al final todo empieza y acaba entre unas sabanas.

domingo, 19 de junio de 2016


Hay dos cosas que nunca deberías de olvidar de un viaje. La primera, y la que los puristas definirían como la mejor, siempre son los recuerdos, aunque como bien decían en Desafio Total, podrían ser implantados o artificiales. La segunda serían las botellas que te traigas de recuerdo, licores que al probarlos nuevamente te recuerden la experiencia vivida. De mi viaje a Polonia, aparte de los recuerdos siempre me quedarán los soplicas, los chupitos de vodka aromatizado, que de alguna manera, cuando me encuentro de bajón, me recuerdan que un día estuve allí, y algo disfruté.

lunes, 13 de junio de 2016

Nobles causan que abanderan cruzadas



Ya lo dicen los punsetes, si la causa no solo es más que digna, sino la más grande, sobran reproches y castigos.

sábado, 7 de mayo de 2016

Y ya van tres

Hay atardeceres que atraviesan con su soledad tu cuarto con la fuerza de un carro de cuatro caballos. Y estéticamente la luz adormecida es hermosa, pero en la palidez del perro ante la hoguera, no tiene más valor que una mierda. Hay tanta perpetuidad en ciertas cosas cotidianas, que asusta pensar que el pensamiento que las imagina no es más que especulación de la carne animosa que sujeta los huesos. Pura subjetividad que se perderá en la oscuridad con la inmensa concurrencia de los puntos distinguidos. Hay cafés que saben a hierros torcidos, circuitos de fuego de gruesa caligrafía trazados por sangre femenina, calles de basta lentitud que acaban en el inmenso pasillo que conduce a tu habitación. Y al final te das cuenta, que todo es nada, que estás como al principio. Algo parecido pero sin igual.

viernes, 6 de mayo de 2016

El cansancio y la renuncia a los festivales musicales del sureste español. O como acabé volviendo a lo mismo sin querer. Como al principio (más o menos) pero sin mucho interés



Asumiré y temeré, pero en el fondo me guiaré, siguiendo todos mis pasos y predecibles instintos hasta el extremo más inaudito e impenetrable. Pienso en la soledad, como al principio, cuando escribí aquellas primeras ridículas líneas, y luego me fui a pasear en bicicleta, pero todo eso a estas alturas ya no importa, no hay nada más que lo que cabe en mi bolsillo, y en el fondo es artificial. Un descosido, y no hay más que un triste final. Las heridas son combustible para naves espaciales que me recogen los domingos, y me pasean por ciertos bares cálidos de corte sudista. Y me trastean. Y en Murcia hay muchas mujeres guapas que pasean por la calle,   y me ruborizo con tan sólo mirarlas e imaginarlas. Como un puñetero colegial, hambriento de cariño y rozamientos continuos y predecibles. Y queda en mí, participa de mi incongruencia, como una esencia, la sombra. Pagas o no por los errores, pero este mundo, no tiene más reglas. Que a estas alturas no hay más juez que uno mismo, y la realidad se desinfla saboteada por la dureza de una piedra que cae implacablemente, como lo más vulgar, como lo más exacto de todas  las cosas. Y el peso relativo, que aplasta, y te amordaza, como la más absoluta de todas las verdades. Y A veces me pregunto sino es el amor una especie de enfermedad mental, que nos trastoca, que nos posee como un virus. Y nos vuelve tontos, ansiosos de relojes,pensamientos, desiertos  y palabras.

domingo, 1 de mayo de 2016

Desde Polonia con amor. Fallout Anthology


Hace unos dias me llegó  desde Ponia la edición Ahthology de Fallout. A primera vista parece una pequeña bomba nuclear de los años cincuenta. Los acabados a nivel exterior son bastante buenos. De hecho hasta que no la tocas no te das cuenta de que realmente es plástico, y que en su interior recoge la colección de juegos de rol y acción dedicados al apocalíptico universo nuclear de fallout. La edición está agotada en todas partes y los especuladores la revenden bastante más cara, por lo que me decanté por comprarla en el extranjero, a un precio decente, y concretamente a un vendedor que me diera cierta confianza como fue el caso. Estas premisas me llevaron hata Polonia, país que conozco, pero no tanto como yo quisiera, y la experiencia comprando allí, al menos esta vez, ha sido buena.
Una vez abierta, vemos el interior con la caja que contiene todos los juegos de la saga, y un generoso espacio para que guardemos al último fallout si finalmente nos decidimos a guardarlo ahí.


Hoy día de alguna manera bromeamos con el futuro postnuclear que veía la sociedad emergida de la segunda guerra mundial, de aquella sociedad estadounidense que tras ganar la guerra, e inaugurar la escalada nuclear  trataba de volver a sus rutinarias vidas conscientes de que cualquier día todo podría acabar ante la amenaza del nuego gran amigo-enemigo, la Unión Soviética. La sociedad se impregnaría de parte de estos ecos, con diseños de coches que imitaban cohetes espaciales, bombas y demás.


 Eran los cincuenta y la sociedad estadounidense estaba en plena fiebre consumista. Y si tenías dinero te hacías un bunquer debajo de casa por si un domingo después del café y leer el periódico caían las bombas nucleares. Y así podrías ver un lunes, o mejor dicho vivir debajo de un lunes ficticio, porque ya no quedaría nada. ¿Y cuando emergieras a la superficie que encontrarías? A partir de aquí comienza Fallout. Ficción postnuclear de la buena. Aunque pensándolo bien, en nuestra supuesta idilica realidad, los arsenales nucleares siguen intactos...

miércoles, 6 de abril de 2016

Quake 2 y la instrascendencia de algunas verdades que vuelven a recordarnos un pasado cuestionable


Si tuviera que hablar sobre el juego al que más horas he jugado en mi vida, mentiría si dijera que no ha sido al Quake 2. Hace poco me preguntaba a mi mismo, porque no volvía intentar escribir algo para pasar el rato, porque ni tan siquiera quería intentarlo. Una de los motivos era la inmensa frustración que para mí supone el sentirme incapaz de plasmar cierta trascendentabilidad de algo que a mi me parezca importante, en una situación aparentemente sin importancia.



Hoy mientras disfrutaba de un breve momento fetichista, mirando  la caja, el manual y el cd gastado de la versión original del quake 2 que he comprado por internet, me he acordado de aquel momento ya lejano en el tiempo, cuando yo estudiaba un ciclo de informática, en que Alejandro, un compañero de curso argentino me regaló una copia pirata del juego, que en un principio rechacé por dar por cerrado mi pasado de adolescente obeso enamorado del mundo de los videojuegos. Recuerdo que Alejandro me dijo que cuando él terminaba un juego, se lo regalaba a alguien que le cayera bien. Los juegos originales se los regalaba a otros, pero la copia me la dió a mí, y eso era un cumplido. Alejandro era un buen tio, lo recuerdo todavía, con sus historias argentinianas. Hablaba mucho, pero todo el mundo decía que era buena persona. Alejandro era un buen tio y me regaló una copia pirata grabada en un Cd memorex del quake 2, la cual aún conservo.



Con el CD pirata del Quake 2 llegó el verano. Recuerdo perfectamente aquella época, en la que yo ya había renegado de todo aquello que no fuera útil en pos de intentar buscar un futuro mejor estudiando informática y formar una familia. Pero estábamos en agosto, lo que yo consideraba algo así como el descanso del guerrero, y eran largas las noches en casa de mis padres, en plan noctambulo, despierto hasta las 4 de la mañana sin sentido aparente, salvo estar delante del ordenador en la cochera navegando por internet, cuando internet era casi como un sueño. O quizá yo soñaba con internet. Ansiaba que llegara el momento en que mi madre se acostara, para sentirme completamente cómodo en aquel microcosmos. Uno de los mayores placeres para mi en aquella época era disfrutar la madrugada en otra cosa que no fuera dormir. En esa época empleaba las horas buscando tendencias de programación para aprenderlas, música para descargar, y porno.


Recordar jugar quake 2 en la cochera de casa de mis padres, me transmite muchos recuerdos. Mi padre trabajaba durante la madrugada en un hotel y mi madre me decía que no me pasara y que no me encontrara el despierto al volver a las 7 de la mañana porque se podía cabrear. Yo intentaba hacer caso, y encendía aquel ordenador rodeado de trastros viejos, y arrancaba el quake 2 y deambulaba por aquel entorno 3d que se movía con palicos y cañicas en mi limitado procesador inter celeron, pero recorrí con soltura aquel un mundo oscuro y oxidado, de colores ocres y terrosos disparando armas futuristas contra alienigenas  con mala leche, hasta completarlo. Vi cosas que en aquel momento me impactaron, yo venía del amstrad y la megadrive y cuando veía a marines llorar como locos en las celdas de la prisión de la base espacial esperando la muerte, no me dejaba totalmente indiferente.



Me dijo una vez alguien, una mujer, que para escribir bien se requería leer mucho y haber vivido experiencias, que lo uno sin lo otro no iban a ningún lado, y creo que me parece algo justo. Creo que esa persona no andaba equivocada, pero le faltó añadir otra cosa, y es que yo creo que disfrutar de lo que se escribe, por encima de la opinión de los demás, es la piedra angular de todo. Y a partir de ahí, creo, supongo que se puede llegar a escribir bien para uno mismo, que en estos tiempos que corren, me parece un autentico placer, más que una mera satisfacción personal.

En realidad, todo esto que he dicho, lo podría simplificar y resumir un poquito más. O quizá no.

Me gusta recordar jugar a quake 2 en aquellas noches infinitas de verano, quizá porque  era joven y tenía toda la vida por delante y yo no lo sabía, o no quería darme cuenta. Quizá porque me iba a montar en el titanic y tampoco sabía lo que era un iceberg, pero me gustaba rascar el hielo. O quizá porque a día de hoy,  a pesar de no hablarme apenas con mi padre en aquella época, y pese a nuestros constantes desencuentros durante esos días, sabía que al día siguiente, él estaría allí. Lo podría ver, visualizar nitidamente, pasar junto a él mientras cenaba en el salón a las 19:00 de la tarde antes de irse a trabajar. Lo podría mirar una vez más, sentir que estaba ahí, tenerlo cerca. Y ya hoy, no tendría que limitarme, simplemente a pensarlo.