viernes, 26 de abril de 2019

Cuando las serpientes atacan a los caballos, hasta los reyes caen al río y se ahogan con sus pesadas armaduras. El murmullo, y las cosas que amar, se las comieron los sentidos en una jaula de resignación. Corre la sangre en el cuento confundida en una flor, tu cara, deslumbrada, y la mano metida en el bolsillo del pantalón. Fantasmas que dañan el mobiliario en su persistente recurrencia onírica. Cuerpos desnudos en el temblor, en su recuerdo, habitan lo que efímero, y al fin nada es. Ruido alrededor, y la costumbre derramada y humillada. Los muertos, el abuelo y el pecado.