sábado, 12 de noviembre de 2016
Más allá de noviembre
La espuma, esencia de vida, padre de los cielos y madre majestuosa del oceano, que me relaja, y gira en mi boca atrapada por mi sed. Hay carne deseada en mil noches y palabras atrapadas en tormentas. Me abrazo a las palmeras. No puedo morder el pan, pero ansío con todos mis afilados y emplumados colmillos todas sus migajas. La memoria me trae recuerdos de viejo, de rey del frío, orinando en un cuarto de baño de mármol de pedigree mientras me miraba el ombligo. La memoria me trae recuerdos de vermouth, mientras me tomo otro vermouth, pero ya no es el mismo sabor, ni tampoco la misma sensación. Ni tampoco lo espero. De una época mirar al techo ver un artesonado y pensar en Carlos V, y su madre, trayendolo al mundo en un retrete. Cuantas cosas que contar sobre la taza de un wc, la vida y la muerte que quieres olvidar. Diciembre a las 3:30 de la mañana. Y luego es empezar. El nuevo orden es una realidad que se explica con trozos de tiempo y barra de bar. La caridad es un beso, un beso anclado en mi barba perfumada por el rocío de la flor del desierto. Del presente fluye la resurreción con pequeñas dosis de rechazo intermitente. La furia y el amor, contra el tiempo, como un reflejo, tocando la carne, saboreando la herida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Viva el vermouth. Que no falte.
Imprescindible el vermouth
Tengo que probarlo yo en la ciudad departamental
Publicar un comentario