jueves, 8 de diciembre de 2016

Respiras tranquilo, aunque escondes fuego en el corazón. Los motivos son como fogonazos que recorren tus venas. Aunque lo niegues, se te nota. Lo notan. La soledad cuenta de ti, más de lo que algunos dicen. Y piensas en salir del presidio de tus venas y asaltar algún barco pirata, de esos que surcan los mares oscuros de la noche libre, cargados de tesoros, cegados de mar sal y plata. Ya sabes, cantar una vieja canción de ron e incendios en lugares exóticos mientras afilas la espada, y piensas en plan "todo o nada". Y observas Esas miradas geométricas que te vuelven loco, en un campo solemne, en una pausa suave y lenta que te envuelve, y te preguntas a donde dirigirán el poso silencioso y predecible de sus ojos, y sus tacones ahogando las aceras con su vaivén tremendo e incesante. Rozando tus orejas, alejando el cielo callado de tus oídos. Y si todo lo entendiésemos tal cual: "Libre Cobro por minutos" reza el emblema en luces de colores del parking. Aunque no te gusten algunos días, al final, las horas pasan. Y tú con ellas.