jueves, 7 de julio de 2016

Siempre será más triste la soledad de los números, porque ellos, a diferencia de las palabras, se los juzga por si mismos, por lo que son, independientemente de su intención. El encuentro, el recuerdo, y la ciudad con su línea rota y extensa como protagonista. El vuelo en un sentido intransigente no deja tiempo para mirar. No queda lugar para reflexionar. Y Quizá si lo hubiera pensado no estaría aquí, el cielo, el hueso y el esqueleto, como una receta, y todo lo subliminal se va por las ramas. Como un paraje oscuro y encantado. De regreso a casa, torpe y decidido me encuentro con la inmensidad del cielo cerrada y acostada. La luna, turbia y desencantada, como una romantica equivocada, se ha posado en mi almohada...