lunes, 21 de abril de 2008

Paraíso bajo el sol



http://www.youtube.com/watch?v=IuYrRebvFHc

La otra mañana en reposición volvieron a emitir uno de aquellos celebres episodios de los vigilantes de la playa. Sí, aquel paraíso californiano poblado por mujeres y hombres de físico perfecto, donde los únicos oficios conocidos por sus moradores eran lucir sus siluetas perfectas y siliconadas bajo el sol. Luego estaban los vigilantes (claramente identificables en el caso de los hombres por sus grandes biceps, y en el caso de las mujeres, por sus grandes…). Ah, lo olvidaba todos llevaban bañadores rojos, para diferenciarse claramente entre la masa. Ellos eran la elite. Los elegidos de entre los elegidos, los encargados de velar por la salvaguarda de aquel mundo idílico-erótico, reducido a unos metros de playa y unas cuantas urbanizaciones. Vamos un lugar, donde a muchos no nos hubieran dejado jamás poner un pie. El paraíso no podía ser contaminado.

Lo curioso, es que a pesar de que era una serie que emitían durante mi etapa de adolescente, siempre pensé que los valores que en ella se mostraban: cuerpos perfectos, ideas simples (más que simples), rescates y más rescates sin apenas despeinarse el flequillo, todo aquello se hacía de una manera descarada, pero siempre ocultando ciertos tabues. Pues en concreto lo que me sorprendió el otro día fue la siguiente escena:

Vigilante de la playa tiene un mosqueo con su novia. Está bastante cabreado. Conoce a una compañera a través del teléfono. Voz dulce y comprensiva. El vigilante piensa que indudablemente, y ya que se encuentran en el paraíso de los cuerpos perfectos, está hablando con una mujer hermosa que además parece comprenderle. Total, que él da el paso, cuando ve a su exnovia rubia con otro vigilante rubio, y más alto que él, dándose el lote, y despechado decide llamar a la compañera de la que sólo conoce su voz. Quedan para ver la puesta de sol y todo eso. Luego llega ella, cargada de aperos de playa. Debe de pesar más de 100 kilos, y él, el vigilante mira asustado, y piensa “tierra trágame”. Nuestro vigilante en cuestión, ya no tiene ganas de ver la puesta de sol y demás. Decide llevarse a su compañera a cenar a un restaurante donde no le conozca nadie, porque siente vergüenza. Durante la cena, ella se sincera, y le dice que entiende que no le guste por su físico. Él la consuela, un poco en la distancia, y la anima a perder peso. Ella acepta y promete ponerse a régimen. Luego el episodio continúa con Mitch Bucanan invitando a su novia a cenar, pero finalmente Mitch se queda sin postre.

No puedo contaros el final, porque ya me cansé de seguir viéndolo. Pero no dudo, que quizá aquella chica lograse alcanzar la redención, y acabase por adelgazar y apareciese en la playa en bikini tomando el sol como una más. Todo esto, suponiendo que al perder peso, siguiera manteniendo una cara bonita, porque si no, supongo que acabarían por expulsarla definitivamente del paraíso.

Moraleja: Me gustaba más el coche fantástico. Allí David hasselhoff
gastaba mucha más laca y vestía con tallas muy ceñidas, pero por lo menos habían persecuciones en coche, y no se pasaban todo el día bronceándose en la playa. Menudo tostón.

3 comentarios:

Eme (Nada que ver con eme dj)) dijo...

Esa serie es el reflejo del happy mundo inexistente.
Les está bien empleado.
Por otro lado también hay que ser tonto porque por el tono de voz no podemos saber cómo es nadie y si lo centran todo en el físico creo que en vez de a la playa donde van es de cabeza al río.
Yo también prefiero el coche fantástico con los coches de hoy en día hasta me parece más creíble

sonia f dijo...

Y además cuando buceaban se notaba mucho que sólo había un metro de agua.

supersalvajuan dijo...

¿Paraísos contaminados? Qué si tontos, que si un metro de agua... Lo que hace la mala prensa