miércoles, 19 de marzo de 2008

Resucitar al héroe (o si Arturo Bandini levantara la cabeza)


Contaba Bukowski que cuando iba falto de pasta y no tenía trabajo, iba a las bibliotecas a leer y pasar el rato. Por lo visto, muchos vagabundos como él recurrían a aquellos templos de la tinta y del papel para resguardarse de las inclemencias ambientales o estar tranquilitos. Entre tanto libro, decía verse rodeado de autenticas porquerías que no había por donde cogerlas, obras infumables rigurosamente apiladas en cientos de estantes. Pero un día descubrió algo que le hizo cambiar de opinión. Encontró un libro de un tipo del cual le maravilló su forma de escribir. Era John Fante, un escritor de escasa relevancia, que más bien se dedicaba a confeccionar guiones para el mundo del cine. Bukowski lo consideró como su autor de culto, y se inspiró en algunos de sus libros para crear su propio estilo, y cuando alcanzó la fama (entonces fue cuando comenzó a escribir peor) se acordó de él. Lo citaba en muchos sitios. En parte lo hizo participe de su éxito.


En la mayoría de cosas que escribió Fante el personaje suele ser el mismo, Arturo Bandini, una especie de alter ego, un escritor fracasado que malvive como puede en Los Ángeles. Por lo demás: fracasos literarios y sentimentales, escasez de dinero, el polvo del desierto, reflexiones antisociales, etc,. El desencanto de los años treinta y los vicios de la sociedad norteamericana. Suele haber mucho de autobiográfico en sus historias. Concretamente, de lo que he leído la que más me ha gustado ha sido “Pregúntale al polvo” que edita Anagrama en su colección de compactos.


Si hoy día la obra de John Fante tiene algo de relevancia, y la vemos en algunas bibliotecas o librerías, se debe al favor que le hizo Bukowski, que descubrió al hombre olvidado y lo resucitó como a su héroe.

1 comentario:

supersalvajuan dijo...

Imagínate irte de francachelas con los 2. Pedazo de fiesta.