jueves, 16 de enero de 2020
Una vez concluido el día, el presente se envuelve entre las sábanas. pero poco antes, de camino a casa, Un hombre silva canciones del oeste. Nunca es un lugar demasiadas veces visitado. Y Todas las soledades son una mierda, cuando las piensas friamente, igual que las sociedades, como casi todo, pero al final, te echo de menos cuando estoy cerca del mar, porque me acuerdo, y aunque ya un poco lejos, tras la puerta, en tu salón solamente se servía vino. Escarcha y finas fragancias escogidas que me excitaban en pura desmedida. Los labios y sus signos, sin saber leerlos es fácil desearlos, morderlos en la clandestinidad. La piel es libre, y se busca, se encuentra, en su rozamiento natural. Y se recuerda. Miras atrás, Y el horizonte se tiñe de blanco cuando llega el olvido. Entre tus ropas se frenan las manos, y al mirarme me convierto en estatua de jardín de entrepierna efervescente. Y si miras en el interior, pese a la clausura, veras naufragios. A ti que eres hueca, silenciosa e indolemne. Fría y superficial.
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1 comentario:
Que no falten naufragios...
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