miércoles, 27 de noviembre de 2019

Y de que estos libros, si otra vez vuelvo a masturbarme con sueños que no veré cumplidos. Y luego me imagino a mi mismo antes de correrme, desnudo en todos los sentidos, y me avergüenzo por las reglas sociales mal avenidas. Millones de años de tradición seminifera no pueden estar equivocados. Todo es tan natural. Correrse en la orilla es la puerta del infinito. ¿por que lo más natural está considerado tan mal? No sabiendo donde me hallaba me abrazé a la nada en un horrible ciclo que me condujo a un agujero, como todo lo que empieza, en un lugar indeterminado oscuro, como todo lo que acaba. Dupliqué los años sin que mi cara lo reflejara. Aunque al final el cansancio me alcanzó. Y lo pagué con creces. Las cadenas no son nada si yo veo de cerca tu sonrisa. Cavernas donde los besos son tesoros ocultos que ansían devorar las ratas. Las luces de colores ocultando el rostro. Como llorar en un domingo por la mañana. Como explicarlo, los domingos son una bofetada a la supervivencia. Alquitrán en el alma. Ella no aparece a la hora, y todo duele en esta absurda mañana. El limbo y los libros. Como quema el incendio del almacén de la espera. ¿como nos veremos en los próximos años? Legión infinita de triángulos perfectos sin significado bordeando la nada. Mientras tanto mis labios, puerta cubierta de mi signo oscuro, seguirán aprendiendo a la fuerza y a gran velocidad que es esto del querer. Aún cuando de costumbre, vuelvo a perder.

2 comentarios:

supersalvajuan dijo...

Aunque pueden ser peores los domingos y los lunes por la tarde de invierno...

jm dijo...

Para mí siempre los domingos peores