martes, 10 de julio de 2018

Ojalá el dolor explotase como las flores, se sintiera como las flores, en su lenta agonía,  en su efimero resplandor de liberación y en mil pedazos acariciase al final, como una superación de un mal recuerdo, y  sólo quedasen retazos de color y aroma a primavera. Resueltos despojos de redención adornando con dulzura el lecho de la batalla. No existe nada más injusto que el dolor.  La soledad, dices de la soledad, hablas de la soledad, lo primero que escribiste fue sobre la soledad,  pero es mentira. La soledad sólo duele de verdad a los viejos y a los desamparados. El resto es un capricho burgués de refinada melancolía. El dolor propio, el que duele de verdad, nos asoma un poco más a ese abismo del que venimos, al cual vamos. No podemos pensar en Dios cuando hablamos del dolor propio. ¿donde se encuentra  cuando este aprieta de verdad?  El otro, el dolor de los demás, es pura especulación de nuestra capacidad de empatizar. Depende de lo que seamos capaces de amar, y de ese sentimiento  hacía otros. De nuestro autoinducido dolor, nacerán las lagrimas por alguien distinto a nosotros. Las derramarás, sentirás las células, los dientes y las trampas del tiempo. Lo que esperas, la verdad, las manos deseando aferrarse a algo, a alguien, son lo opuesto al hueco de la sombra. No hay nada en nuestra carne que nos acerque más a lo divino que lo que amamos, lo que sentimos de verdad, aunque no nos guste, aunque esto mismo no nos quiera. Aunque nos destruya esa suerte de espíritu extraño que nos ahonda y se aferra a los diminutos hoyuelos de nuestra piel con sus inacabables filos.Aunque sintamos que hayamos perdido la inocencia, que viajamos en un tranvía con trocitos de nosotros mezclados con los que nos han dado otros,  aunque nos guste hablar con las camareras, y nos creamos sentir un poco especiales. Y que elevemos a credo el poder de su mentira. De la buena mentira, de esa que ahora a ti te hace querer tener cerca a esa persona que te llena el espíritu y la carne, y te hace creer que hay para ti un hueco reservado en la eternidad.


1 comentario:

supersalvajuan dijo...

Corriendo hacia el delirio...