sábado, 20 de julio de 2013

Diferentes perspectivas de un sábado noche en Murcia capital (IV)

El mes de julio va entrando en su recta final, y la ausencia de gente se va notando en los bares. Poco a poco nos vamos fijando en cosas en las que antes no reparábamos porque de alguna manera quizá la gente nos distraía con su presencia, como que hay bares que frecuentamos habitualmente en los que las cucarachas manifiestan públicamente su afición y devoción hacía la cerveza:

(La cerveza es idolatrada en Murcia en verano por multitud de diferentes seres vivos) 

A cualquier lugar que mires con detenimiento, entenderás que los bichos visibles e invisibles estaban ahí antes que nosotros. Y seguirán ahí después de nosotros:

(A veces mirar hacía arriba, pese a las connotaciones positivas, no es la mejor opción)

Esto de alguna manera les concede cierta respetabilidad, pero esa es una palabra que uno no debería pronunciar en una noche de verano en Murcia capital, suena muy fuerte, y en ese momento, te acuerdas de la película que viste hace un par de días:

(Los subtitulos siempre le dan cierto encanto a las películas)

Luego te das cuenta de que quizá reflexionar demasiado no sea nunca la mejor opción, y menos en la madrugada de un viernes a sábado, y entonces decides brindar en lo que parece un micro-alboroque, por un historiador que ya no está entre nosotros. A su recuerdo, un buen tequila de sauza blanco.

(Un tequila casi siempre resulta fotogénico)

De alguna manera, quizá algo parecido a la ternura se remueve dentro, y entonces puede que lleguemos a la fácil y prescindible conclusión, de que hay mujeres que se sienten muy solas en los bares, pero no lo quieren reconocer. Las mascaras, los escudos, las inexpugnables fortalezas, y los trajes ocultan quizá la genuina realidad, y puede, y sólo puede que la estatua del baño sea la única que manifieste sin artificios ante nuestros ojos su soledad, su fragilidad.
(De alguna manera, la belleza nos rodea por todas partes)

Y bueno, de vuelta a casa, recorres plazas históricas y religiosas de la ciudad. Otros rincones menos entrañables, pero no por ello prescindibles. Un tour turístico sin importancia, pero el camino de vuelta a casa, es el camino de vuelta a casa.

(En este recorrido, el objetivo, si que es lo verdaderamente importante del camino)

Luego y para terminar, y no recurrir al típico fundido en negro, cabe ver como los murciélagos  pueden dedicarse a repetir el mismo patrón. No es la primera vez que veo a los murciélagos circunvalar en sus vuelos la misma farola del jardín de la pólvora. Pese a que alguna camarera guapa diga que estos animalicos no tienen visión, algo de fascinante deben encontrar en un farola para dedicarse a volar alrededor de ella de una manera persistente.

(No es  la primera vez que aparecen los murciélagos en este blog, y probablemente tampoco la última)

2 comentarios:

salvajuan dijo...

Vivan los murciélagos.

jm dijo...

Los murciélagos murcianos!!