lunes, 24 de febrero de 2020

Los labios y sus misterios,como se tocan. Se miran, se buscan. Son los ojos, como se ocultan, se deslizan y se mimetizan en la raíz de la palabra, como un pájaro derribado por los dioses. Los pasillos de nuestros silencios, pintados de palabras antiguas vuelven a enmudecer cuando nos vuelven a ver cruzarlos en zig zag en la noche langideciente. Los palacios, las esquinas del corazón, los huesos y los golpes de la luz, y alquien que te toca en el hombro, y te das cuenta de que tienes que controlar. Y están lloviendo palabras vacias de memoria, en su tímida e insignificante mirada.