domingo, 18 de febrero de 2018

Plasmas y neones se derriten ante tus ojos cansados, y queda afrontar el desafío de las leyes de la física en los sueños, y soportar los efectos de la química en el cuerpo. Lo que comemos, bebemos y soñamos. La fiebre, el aire y el espanto. La respiración contenida. La llave del segundo está aquí, cuando decidimos, cuando a oscuras en la cama buscamos un cuerpo al que abrazar. El ciclo reescribirá sus órbitas, aunque con nombres distintos, y lo que quede de nosotros asomará al polvo como las abejas a la jalea. Y el sueño de la niña. Pese al gran saqueo que has hecho de la realidad, por desgracia, hijo, no vamos a perdonarte. No retrocedas por el temor. La tristeza no nos deja ser,no nos deja salir, y el miedo nos consume como una zorra en un gallinero de madrugada. Estamos hartos, cansados y asqueados, sin embargo no podemos evitarlo. Ver de cerca la muerte te da que pensar. Para aquellos que pretendían los cielos y negaron la evidencia certera del peso de la realidad no habrá homenajes. Piadoso o sanguinario nómada, no importa, estás solo. No hay mayor certeza en esta existencia que la singularidad del uno, y su infinita soledad.