Un poco de playas

Y si son las de Calblanque, aquí en la costa murciana, mejor que mejor.



Eso sí, siempre hay olvidadizos que no recuerdan que las cervezas se toman en los bares y las latas se tiran al contenedor amarillo.

Desayuno y guerreros

Miedo bueno, bonito y barato

Paranormal Activity es una película de terror de bajo presupuesto. Una mezcla entre el proyecto de la bruja de Blair, y el exorcista. Una parejita pone una cámara de video para grabar sucesos extraños. A partir de ahí vuela la imaginación, porque la imaginación es la que trabaja al ver esta película sin apenas efectos especiales, pero que ha recaudado bastante en Estados Unidos pese a estar rodada con un presupuesto de apenas 11.000 dólares. La capacidad del director de lograr despertar el temor a partir de un sonido ambiental sin depurar, y de una atmósfera cotidiana muy bien lograda llaman bastante la atención.
Y es que no se puede jugar con el miedo.

Los pulpicos si que saben

Mientras que por el Mar Menor, el caballito de mar, va desapareciendo y extinguiéndose de sus playas, los pulpos no dejan de sorprendernos.


Aquí uno que ha encontrado un coco, y lo ha tomado como casa. Y con ella a cuestas, sin hipoteca ni nada.


Y aquí un poco de sus habilidades: abrir botes y todo...

Ayer, un poco de nieve

Distrito 9

¿Qué pasaría si los extraterrestres llegaran a la tierra? Hasta ahí, a todos nos suena. Pero y si esos extraterrestres en lugar de venir a invadirnos o a entablar contacto con nosotros simplemente vinieran porque no tienen donde ir, y hubiera que darles asilo como refugiados. Y además eligen como destino Sudáfrica, resucitando los viejos recuerdos del apartheid.

Aquí es donde comienza el planteamiento original de esta película, repleta de acción, metáforas y situaciones originales con una estética a caballo entre el reportaje periodístico y la narración tradicional.

El pintor de botijos

Por fin he terminado en clase de pintura un lienzo dedicado a los botijos. Un montón de horas de pincel dedicadas a la exaltación de nuestro patrimonio cultural. Pues eso, cuando ya no queden yacimientos arqueológicos que destrozar en nuestras tierras por la maquinaria especulativa, tendremos que recurrir a recordar viejas glorias de nuestro pasado reciente, como la era de los botijos y el esparto.